Si necesitas aumentar tus ingresos para estar tranquila, me imagino que ya te estás planteando abrir nuevos horarios de atención… horarios en los que no quieres atender y en realidad, horarios en los que nadie debería trabajar.
Si bien el dinero, para nosotras las psicólogas siempre ha sido el tema más tabú (incluso más que el sexo o la politíca), con el escenario económico actual, el elefante ahora está encima de la mesa.
No podemos posponer más el tema de subir nuestros precios. Si el valor de los productos sube, es lógico pensar que el valor de los servicios también debería hacerlo. De hecho, los dentistas ya lo hicieron, pero…
No te pasa que de solo pensar en subir tus precios, te vienen un montón de pensamientos a la cabeza tipo:
“Está mal cobrar a alguien que está sufriendo”
“No puedo ganar más que mi pareja”
“No se puede vivir de la consulta de psicología clínica”
“No puedo cobrar porque tengo corazón de abuelita”
Y el pensamiento intrusivo más recurrente, que según mi experiencia es el hit número uno: “Para ganar mucho dinero hay que trabajar muy duro y perder calidad de vida”. Ouch.
Todos estos pensamientos dan cuenta de que inconsciente (o conscientemente) sentimos que no merecemos ser tan retribuidas económicamente como los psiquiatras u odontólogos.
Es como si fuera imposible pensar que una psicóloga pueda ganar más dinero que su marido ingeniero, o al menos, eso es lo que nos dice nuestro inconsciente…
Si te sientes identificada con la sensación de dificultad de subir tus precios, como si estuvieras haciendo algo malo, como si te estuvieras aprovechando, o porque piensas que no eres suficiente, leeme con atención:
Estamos todas en las mismas.
Ninguna psicóloga estudió psicología para ganar grandes cantidades de dinero. No creo que ese haya sido tu motor. Nosotras elegimos esta carrera y seguimos estudiando y estudiando por la gran vocación de servicio que tenemos.
Queremos ayudar, pero tenemos que entender que tener una consulta (presencial o digital) implica un negocio: tú entregas un servicio y recibes una retribución económica por ello.
Entonces, en realidad ¿qué hay de malo en querer ganar más para estar tranquilas y cuidarnos? Por favor reflexiona sobre esta pregunta.
Desde mi punto de vista, es como que nosotras mismas nos estamos poniendo un techo para que no avancemos. Un límite imaginario, que no existe en la realidad. A veces hay que “auto terapearse” y pensar en qué nos ayudaría a salir de estos pensamientos que nos entrampan.
Quizás la pregunta “correcta” no es por qué quieres subir tus precios. Quizás, una pregunta más adecuada sería ¿para qué quieres subirlos? Por favor reflexiona sobre ese para qué.
Yo me imagino que las ganas de subir tus precios no es algo antojadizo, no necesariamente lo quieres hacer para comprarte más joyas… Entonces ¿cuál es tu objetivo? ¿Qué te dice tu corazón? Piensa y escríbelo, porque ese será tu norte.
Le hicimos esta pregunta a las 70 psicólogas que asistieron a una de nuestras clases en vivo realizada por la fundadora de nuestra Academia (que obviamente también es psicóloga), Pamela Quezada y nos respondieron los siguiente:
“Quiero ganar más dinero para cuidarme”
“Para estudiar más”
“Para sentir que mi trabajo me dignifica”
“Para dejar mi otro trabajo que no me hace feliz”
“Para tener libertad financiera”
“Dejar de luchar contra las deudas”
¿Es egoísta tener estos deseos? ¿Es aprovechador? ¿Es antiético?
Querer tener calidad de vida no es un pecado. Así como sabemos que tenemos que enfrentar o huir de una relación amorosa tóxica, tenemos que ser igual de conscientes de que no podemos estar en una relación tóxica con nuestro trabajo.
Dar más de lo que recibes, es tóxico. Incluso cuando se trata de un servicio de salud mental.
Y aunque nos cueste interiorizar: trabajar menos y ganar más, es la base para vivir tranquilas. Y no, no es algo egoísta.
Repito: nadie estudió psicología para hacerse rica, pero ya que estamos en este rubro ¿por qué no hacer ambas? El dinero es un medio para lograr ciertas cosas, no un fin en sí mismo.
Sin embargo, eso no quita la inseguridad de saber cuánto cobrar porque no hay una regla ni una ecuación matemática entre tus años de egresada, tus años de experiencia y nivel de estudios. ¡Somos nosotras el límite!
Teniendo en cuenta lo anterior, y si aún no te atreves a subir tus precios a pesar de que lo necesitas o lo quieres, te dejo acá:
7 factores que influyen en cuánto dinero puedes cobrar por tus servicios de psicóloga:
PRIMER FACTOR: TU MENTALIDAD RESPECTO AL DINERO
¿Sientes que dañas a las personas al cobrar?
¿Piensas que si le cobras a alguien que está sufriendo eres una mala persona?
O al contrario, ¿entiendes que es justo y necesario cobrar por un servicio realizado?
Piensa en el siguiente ejemplo: Cuando a un paciente le duele muchísimo una muela y paga por ir al odontólogo ¿te cuestionas si este servicio debería ser gratis o barato porque la persona está sufriendo? Te aseguro que el odontólogo jamás se lo cuestionó.
Trabajar en tu mentalidad respecto al dinero y a la abundancia es la base para que te sientas lo suficientemente cómoda y segura para subir tus precios. Si no te la crees tú misma, menos lo harán los pacientes y lamentablemente tu situación económica seguirá igual, si no peor.
SEGUNDO FACTOR: TU NIVEL DE EXPERTIZ
¿Qué tan especializada estás?
Te lo pregunto porque no es lo mismo “trabajar solamente con mujeres”, que “trabajar con mujeres recién separadas con hijos pequeños”.
Cuando estás tan especializada como en en el último ejemplo, tus intervenciones se vuelven el triple de eficaces y eficientes porque sabes al revés y al derecho cuál es el problema de la persona, cómo se siente respecto a este problema, cómo influye en su vida, qué fue lo que lo llevó a esa situación, cuánto dinero ha gastado debido a este problema, cuáles son los factores que influyen en su problemática y sobre todo, cómo ayudarlo a salir de ahí, paso por paso.
Además, todos tus estudios comienzan a tener absoluta coherencia con la problemática en la cual eres experta, por lo que cada vez que tomas un nuevo curso, lo rentabilizas rápidamente. Te sientes segura y confías en que tu servicio tiene un valor alto.
No es lo mismo llevar a tu hija adolescente al primer ginecólogo que tenía hora en la clínica, que llevarla a una ginecóloga experta en adolescentes que sufren de dolores menstruales y flujo abundante. ¿Me voy explicando?
Dentro de la categoría de expertiz, también podemos considerar cómo son los resultados que tienen tus pacientes cuando trabajan contigo. ¿Estás orgullosa de lo que logran tus pacientes gracias a tu ayuda?
Sí, el cambio depende en mayor porcentaje del paciente y cada paciente es un mundo, pero por favor considera que:
Mientras mejores resultados tiene el paciente, en menor cantidad de sesiones, más puedes cobrar por la efectividad y eficiencia de tu servicio.
TERCER FACTOR: CANALES EFECTIVOS
¿Cómo muestras tu trabajo? ¿Cómo llegas a potenciales clientes?
No hablo de bailar en Tik Tok, ni de sentir que te tienes que exponer demasiado en redes sociales.
Hablo de analizar cuánto y cómo te muestras para generar credibilidad y confianza y este nivel de autoridad, se logra con testimonios de tus ex pacientes, recomendaciones de colegas y tu presencia digital y presencial (valga la redundancia).
Con presencia no estoy hablando ni de belleza, ni de lujos, con presencia me refiero a tu empoderamiento interno, que es tremendamente importante transmitir y es algo que la gente nota inmediatamente.
Entonces, ¿cuál de estos canales estás utilizando tú para llegar a más pacientes?
Estos son los canales más “básicos”:
- Página web
- Cuenta en redes sociales
- Realización de talleres
- Contar con una red de derivación
Si tu respuesta es que sí, tienes alguno o la mayoría de ellos, vámonos a algo más “avanzado”:
- ¿Tienes un embudo de ventas?
- ¿Haces publicidad en Facebook Ads?
- ¿O en Google Ads?
- ¿Haces email marketing?
Utilizar los últimos canales, no solo te hace llegar a más prospectos, si no que además, te da una autoridad que ni te imaginas porque todo tu sistema de atención cuenta con un nivel de profesionalismo que supera con creces la estrategia de tener una cuenta de instagram básica en donde solo posteas “frases para inspirar”.
Y ese profesionalismo amiga psicóloga, te convierte en un imán de pacientes y te permite subir tus precios sin que el paciente salga arrancando.
CUARTO FACTOR: SEGMENTO SOCIOECONÓMICO
¿A qué nivel socioeconómico apuntas? ¿A todos? ¿O quizás no lo tienes claro?.
Es un poco obvio, pero si quieres subir tus precios necesitas apuntar a un segmento socioeconómico medio y alto.
Ojo: digo medio y NO solamente alto, porque en la medida en que las personas tengan un problema urgente, van a estar dispuestas a pagar lo que sea. Eso no lleva al próximo factor.
Si estás pensando “hay gente que no puede pagar tanto y quiero ayudarlos a todos”, te recomiendo que leas este artículo “cómo ayudar a pacientes que no pueden pagar mucho sin terminar agotada”
QUINTO FACTOR: NIVEL DE URGENCIA
Los consultantes van a consulta porque tienen un problema o “dolor”. Ese dolor tiene diferentes niveles de urgencia, además de que el paciente puede estar en una etapa de cambio de Prochaska que no es la adecuada para comenzar a trabajar en su problema. Ambos factores deberían ser considerados al momento de cobrar por tus servicios.
Si el dolor de un paciente NO es algo urgente, que necesita solucionar ahora ya, lo primero que va a posponer es la terapia.
¿Qué sería un nivel de urgencia alto?
Por ejemplo, hoy hay un motivo de consulta súper frecuente: después de mucho tiempo sin asistir a clases debido a la pandemia por COVID-19, hay muchos niños que presentan problemas de socialización al retornar al colegio. Ese, es un problema urgente y el apoderado va a estar dispuesto a pagar por resolverlo cuanto antes.
¿Qué sería un motivo de consulta poco urgente?
Que un paciente quiera trabajar en su “autoconocimiento” porque tiene tiempo. Pueden haber varios pacientes que consulten por ese motivo, pero no es lo mismo pagar por autoconocimiento, que pagar para que ayuden al hijo que van a expulsar del colegio por no ir a clases.
SEXTO: MATERIAL DE APOYO
¿Tienes muchos estudios y todavía no subes tus precios? Te entiendo. De hecho, más estudios NO es equivalente a más dinero… A menos que sepas cómo rentabilizar esos estudios, y una manera de hacerlo, es a través del material de apoyo.
El material de apoyo entre sesiones puede ser:
- Sincrónico: como por ejemplo, que el paciente tenga la posibilidad de llamarte por teléfono entre sesiones.
- Semisincrónico: que el paciente tenga acceso a enviarte comentarios o dudas por email o en un grupo cerrado de Facebook.
- Asincrónico: tú le puedes enviar al paciente videos, hojas de ejercicios, audios grabados por ti, charlas TED, etc.
Con todos estos tipos de material de apoyo, el valor del proceso psicoterapéutico aumenta radicalmente, porque la persona te paga por un “paquete” de apoyo y percibe que tu valor no es por hora, como las demás psicólogas. Eso, te permite subir tus precios sin temor a ser “vendehumos”
También puedes cobrar “extra” si atiendes y generas informes para el paciente, como para colegios u otras instituciones.
En mi opinión, lo más interesante del material de apoyo es que se transforma en una excelente oportunidad para ponerte creativa y condensar en algo tangible y terapéutico todo ese conocimiento y experiencia que llevas años acumulando sin usar ni rentabilizar.
SÉPTIMO: MODELO DE NEGOCIO
Yup. Aunque suene raro, tú tienes un negocio porque entregas un servicio a cambio de dinero.
No es lo mismo tener “sesiones sueltas” (o atender por hora) en donde la persona elige si asistir o no, que trabajar haciendo talleres, en donde en menos tiempo, generas mayor cantidad de dinero porque hay más personas.
Otro modelo de negocio podría incluir dictar cursos, que pueden ser grabados, presenciales o mixtos, que te genera ingresos cada vez que alguien lo compra.
También está la posibilidad de organizar retiros presenciales que incluyan terapias de grupo o terapias complementarias, y en realidad lo que tú consideres útil.
Y por último, el modelo de negocios que es nuestra especialidad en la Academia, es la modalidad de programas con paquetes de sesiones + material de apoyo de todo tipo.
En conclusión, ni la cantidad de estudios ni los años de experiencia definen cuánto puedes cobrar como psicóloga. Son los 7 factores descritos anteriormente los que realmente te van a permitir sentirte lo suficientemente confiada y segura de ti misma para subir tus precios.
En conclusión, ni la cantidad de estudios ni los años de experiencia definen cuánto puedes cobrar como psicóloga. Son los 7 factores descritos anteriormente los que realmente te van a permitir sentirte lo suficientemente confiada y segura de ti misma para subir tus precios.
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